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Desde pequeña, Jenifer sintió una gran curiosidad por la sonrisa: no solo como un rasgo estético, sino como una forma de transmitir confianza, salud y bienestar. Con el tiempo descubrió que detrás de cada sonrisa hay ciencia, dedicación y también una gran responsabilidad.

Antes de iniciar la carrera de Odontología se formó como higienista bucodental, profesión a la que se dedicó hasta finalizar sus estudios. Esa etapa le aportó una base sólida, mucha experiencia práctica y un aprendizaje esencial: comprender que esta profesión no solo trata de realizar buenos tratamientos, sino también de trabajar en equipo y de sacar la mejor versión de uno mismo para ofrecer lo mejor a cada paciente.

Su camino la llevó a convertirse en odontóloga, una profesión que le permite mejorar la vida de las personas a través de su trabajo. Cada paciente representa para ella una historia única y un reto personal, pero fue al acabar la carrera cuando descubrió dónde latía realmente su vocación: la cirugía. Un campo emocionante y retador, donde la precisión y la entrega se convierten en la oportunidad de transformar vidas desde lo más profundo.

Su trayectoria refleja un camino de aprendizaje constante, de superación y de compromiso. La odontología le ha enseñado que el detalle marca la diferencia, que la prevención es tan importante como el tratamiento, y que detrás de cada procedimiento siempre existe la posibilidad de generar confianza, bienestar y sonrisas que inspiran.